Cualquier estación del año es buena para evocar unos versos. Sin embargo, creo que el otoño es la mejor estación para dejar que los recuerdos lleguen hasta nosotros. Los tonos dorados; la desnudez de los árboles; el gris de los cielos que acercan la lluvia; el viento que acompaña; los silencios de la Naturaleza…; permiten mirar nuestro interior con menor esfuerzo, si eso es lo que queremos, claro. Es una buena ‘terapia’. Mirar nuestro interior. Solos. Con la única compañía del silencio, para poder escucharnos.
Somos lo que somos por lo que hemos vivido. Con nuestros aciertos y nuestros fracasos. De todo debemos sacar el aprendizaje necesario para seguir avanzando. Para seguir creciendo. Aunque en mi opinión aprendemos más de nuestros fracasos que de nuestros aciertos. Al menos eso es lo que a mí me ha pasado. Eso sí, sin dejar de aprender nunca, pues nada sabemos, aunque, a veces, creamos saberlo todo.
Sentado junto al otoño que ahora me acompaña, he pintado estos versos que decido compartir contigo. La ‘inmortalidad’ de lo que otros y otras hicieron en otro tiempo, antes que nosotros, tendrá sentido solo si no lo olvidamos. Recordar lo que hicimos recordar lo que otros hicieron creo que es bueno. Somos lo que somos, sencillamente, por lo que hemos vivido.
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Si te apetece puedes escuchar el poema
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Es especialmente el otoño
el que gusta de acompañar
mis recuerdos
quizá por las largas tardes
quizá por las tempranas madrugadas
nada ocurre sin razón alguna.
Dejo que afloren
y sorprendo la sonrisa
asomada a mi rostro
les acerco a mi presente
mientras dibujan nubes multiformes
en el cielo azul que les acompaña.
La inmortalidad del Ser Humano
habita en la memoria de sus semejantes.
Dejo que entren y salgan
a su antojo
la verdad la sencillez y la libertad
son ahora sus compañeros de viaje
mientras yo aguardo que aparezcan
sentado en el andén de mis sueños.
Con ellos vivo lo que otros vivieron
con ellos siento lo que otros sintieron
ellos y yo y yo con ellos
volvemos a encontrarnos
para no olvidarnos de que en otro tiempo
caminamos la misma senda
bajo la misma noche
bajo las mismas estrellas.
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😉
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