Qué importantes los recuerdos. Qué importantes los otoños que nos invitan a la reflexión y a evocar recuerdos felices (al menos a mí). Hoy he viajado hasta mi infancia. El mayor de siete hermanos. Cuatro chicas y tres chicos. Qué importante la infancia. Dormíamos todos en la misma habitación, de un piso que medía poco más de cuarenta metros. Recuerdo un tiempo feliz en el que los siete, junto con mis padres y mi abuelo, vivíamos bajo el mismo techo. Cuánto amor se respiraba.
Siempre hemos sido muy besucones (y seguimos siéndolo). Lo aprendimos de nuestros padres. Siempre vimos en casa muestras de cariño entre ellos, y sentíamos el cariño que nos tenía el abuelo, y se sentía el que nosotros le teníamos a él. ‘En todas casas cuecen habas…’, decía Cervantes en «El Quijote», y aunque la nuestra no iba a ser distinta a otras, eran más ‘los guisos con otras viandas’, que con esa insípida verdura.
Llegado el otoño y acercándose el viento a tocar mi puerta, he decidido abrirla de par en par como hago cada otoño, si tiene a bien llegar hasta mí. Y por eso, cargado de recuerdos e ilusiones, he decidido compartir estos versos. Sé que no todo era de ‘color de rosa’, pero el resultado que guardo hace que mi mirada se ilumine y sonrían mis labios. Todos guardamos algún recuerdo feliz de nuestra infancia, por muy dura que esta haya sido. Solo hay que buscarlo en el desván de la memoria.
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Si te apetece puedes escuchar estos versos
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El viento de este otoño
me ha traído recuerdos
de una infancia feliz
en la que el tiempo parecía no caminar
ralentizando los anocheceres
y desperezando sin prisas
los venideros mañanas.
Libretos de teatro
acompañaban nuestras lecturas
y entre hermanas y hermanos
recitábamos Calderón o Lope
siendo nuestra vida un sueño
siendo este sueño nuestra vida.
La distancia todo lo atempera
y la memoria
siempre traviesa y revoltosa
siempre alerta y selectiva
deja florecer la brillante luz
de los recuerdos felices
cuando el viento de otoño
decide pasarse a visitarme.
Abro de par en par
puertas y ventanas
de mi corazón y mi alma
y dejo entrar los olores
que impregnan mis recuerdos
fragancia de tierra mojada
que anuncia el aguacero cercano
olor a leña consumiéndose
en la lumbre del hogar
donde mi madre
nos preparaba arroz con leche
esencia de canela y limón.
Ha llegado de nuevo el otoño
y con él
los recuerdos de una feliz infancia.
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😉
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Precioso Chema!!!
Gracias, mi querida Amiga, por tus palabras, tus ánimos, tu fidelidad. Besos