Al menos por estas latitudes ayer descargó una buena tormenta. Según las noticias que he escuchado, al parecer, no fue exclusivo de esta zona, incluso cayó con mayor intensidad por otros lugares. Pero siempre, antes o después, llega ‘la calma’; sale de nuevo el sol. En nuestra vida diaria, de vez en cuando, sufrimos alguna que otra ‘tormenta’, haciendo que ‘nuestro cielo’ se tiña de un gris que se nos antoja eterno. No desesperemos, la paciencia es una virtud.
Es importante, muy importante, que aprendamos a mirar. Sí, aprendamos a mirar todo aquello que nos rodea, en especial lo que, en principio, se nos pudiera antojar ‘insignificante’, y para ello nuestra humildad juega un papel fundamental, es más, yo diría que imprescindible. No se puede mirar desde el egoísmo, la prepotencia o la superioridad; siempre desde la empatía, la sencillez y la humildad. La vida es muy sencilla. Permitidme un par de frases: «No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti» o «Trata a los demás como querrías que te trataran a ti».
Mirando, escuchando, caminando, reflexionando…, he dejado que estos versos acompañen ‘mi soledad’. Una vez dibujados, azul (escribo con bolígrafo de este color) sobre blanco, quiero compartirlos en este lugar de encuentro al que me asomo cada domingo, invitándote con ello a mirar y a sentir; a caminar y a detenerte; a sonreír y a meditar; a escucharte y a comprenderte; a querer y a quererte.
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Si te apetece puedes escuchar estos versos
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Ha salido para mí el sol
después de la tormenta
pero sé que también salió para ti
sus caricias alcanzan
los lugares más remotos
los espacios más pequeños
los habitáculos más oscuros
nada puede poner sombras a la luz
si vivimos con el corazón abierto.
Mira la insignificancia de lo que te rodea
y descubrirás toda su grandeza
una gota de rocío
perlando la hoja de un cerezo
la huella descalza de un desconocido
que quedó varada sobre la blanca arena de una playa
una pequeña nube solitaria
surcando el azul del inmenso cielo
el silencio que dibuja un verso
mientras llega de nuevo la palabra.
Nada llenará mejor un vacío
como la limpia mirada de unos ojos
que viven y respiran
que sienten y aman
la inmensidad de lo sencillo
déjales latir al mismo ritmo
que laten las raíces
que abrazan la tierra
o los arroyos
que nacen de las frías cumbres
o las suaves olas
que mecen la mar calma.
Volverá a ocultarse el sol
para regalarse a los que ahora duermen
con la promesa de regresarse
cuando amanezca el día
y de nuevo volvamos a mirar
pues lo que ayer miramos
dormirá en nuestro pasado
y ahora nuestro presente miraremos.
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😉
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El poema y tu voz, suena como una bella musica a los oídos. Gracias por el regalo de tus palabras.
Me alegra, mi querida Amiga, saber que te gustan estos versos, y agradezco las palabras que me dedicas.
Para mi es un privilegio saber que mis versos vuelan libres.
Esa es la máxima del poeta, liberar su voz, si además es escuchada o leída…, se ha cerrado el círculo y todo estará en equilibrio.
Besos