Undécimo domingo de confinamiento #YoMeQuedoEnCasa

logoEsta mañana al levantarme y abrir de par en par las ventanas, he sentido cómo una fragancia que se me antojaba familiar, se acercaba para regalarme recuerdos. Qué maravilla los sentidos para percibir la vida. No sé si a vosotros os sucede igual, pero los olores me trasladan, inexorablemente, a la infancia. A aquel pueblo donde pasaba veranos con mi abuelo; a la cocina en la que mi madre hacía dulces; a la panadería, junto al molino, donde el panadero amasaba la masa fresca para hacer el pan de cada día. Tantos y tantos olores; tantos y tantos recuerdos.

Entorno los ojos y esos olores me transportan. Inundan mis sentidos. Con ellos viajo y sueño al pasado, y hasta aquel futuro que fue y se ha convertido en mi ahora. Cuánta vida vivida y cuánta (espero) por vivir. A veces me gusta rodearme de mi soledad para sentir con los cinco sentidos esos pequeños detalles que hacen importante mi vida. Sin embargo, sí echo de menos el abrazo de aquellos a los que quiero y por los que me siento querido, y ahora no tengo. Soy de contacto; necesito el contacto. Sentir cómo mi piel siente la tuya.

A partir de mañana lunes pasamos a una nueva fase en la que podemos salir más y vernos con nuestros seres queridos. No con todos a la vez. Poco a poco. Con precaución, pero sin miedo. Con ganas, pero no con ansia. Quizá nada vuelva a ser como antes era, pero quizá tampoco quiera que así sea. Será diferente, pero será. Estaré presto con todos mis sentidos despiertos para percibir el regalo de cada día. Ahora, por mi parte, permíteme que te regale estos versos en este último domingo de confinamiento. Sé feliz. Nuevamente feliz.

.

Si te apetece puedes escuchar el poema

.

Aquél olor despertó los recuerdos

que guardo como el preciado tesoro

de una infancia feliz

en la que los tonos grises y negros

consiguieron mudarse hasta convertirse en colores,

en risas y en sueños por alcanzar.

 

Siempre los sentidos prestos y alerta

para percibir todo aquello que la vida nos regala;

viajar hacia donde ya viajamos

soñar con lo que ya soñamos;

revivir experiencias que antaño

iniciaron un camino desconocido

hacia un futuro entonces incierto;

si bien, ya estoy en aquel futuro

y conozco ahora sus certezas y sus dudas.

 

Olor de primavera cuando el viento

decide viajar sus fragancias

y acercarme hacia esos campos de Castilla

donde miles de flores multicolores

bordeaban veredas, sendas y caminos;

olor de trigo recién molido

amasado con las mágicas manos

con las que amasa el panadero

para después hornearlo lento

y convertirlo en manjar de manjares;

olor de azúcar tostado al amor del fuego

convertido en dulce de caramelo

sobre el que se acomodaba caliente

el flan de huevos de granja

y de leche recién ordeñada.

 

Entornar los ojos en el silencio

de mi mente despierta;

inspirar profundo hasta inundar

mis pulmones de esos recuerdos

que solo los olores de la infancia

son capaces de reconocer;

sentir cómo se ralentiza

el palpitar de ese corazón

que late cada amanecer

agradecido de seguir camino.

 

Y abrazarte…, abrazarte siempre

con esa fuerza que tan solo el amor procura

aunque para ello necesite esperar;

esperaré como espera la primavera

que parta el frío invierno

para que mis brazos te abracen

para que yo sienta el abrazar de los tuyos

y así abrazados

sintamos juntos de nuevo

el latir de la vida.

.

:)

.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *