Esta mañana al levantarme y abrir de par en par las ventanas, he sentido cómo una fragancia que se me antojaba familiar, se acercaba para regalarme recuerdos. Qué maravilla los sentidos para percibir la vida. No sé si a vosotros os sucede igual, pero los olores me trasladan, inexorablemente, a la infancia. A aquel pueblo donde pasaba veranos con mi abuelo; a la cocina en la que mi madre hacía dulces; a la panadería, junto al molino, donde el panadero amasaba la masa fresca para hacer el pan de cada día. Tantos y tantos olores; tantos y tantos recuerdos.
Entorno los ojos y esos olores me transportan. Inundan mis sentidos. Con ellos viajo y sueño al pasado, y hasta aquel futuro que fue y se ha convertido en mi ahora. Cuánta vida vivida y cuánta (espero) por vivir. A veces me gusta rodearme de mi soledad para sentir con los cinco sentidos esos pequeños detalles que hacen importante mi vida. Sin embargo, sí echo de menos el abrazo de aquellos a los que quiero y por los que me siento querido, y ahora no tengo. Soy de contacto; necesito el contacto. Sentir cómo mi piel siente la tuya.
A partir de mañana lunes pasamos a una nueva fase en la que podemos salir más y vernos con nuestros seres queridos. No con todos a la vez. Poco a poco. Con precaución, pero sin miedo. Con ganas, pero no con ansia. Quizá nada vuelva a ser como antes era, pero quizá tampoco quiera que así sea. Será diferente, pero será. Estaré presto con todos mis sentidos despiertos para percibir el regalo de cada día. Ahora, por mi parte, permíteme que te regale estos versos en este último domingo de confinamiento. Sé feliz. Nuevamente feliz.
.
Si te apetece puedes escuchar el poema
.
Aquél olor despertó los recuerdos
que guardo como el preciado tesoro
de una infancia feliz
en la que los tonos grises y negros
consiguieron mudarse hasta convertirse en colores,
en risas y en sueños por alcanzar.
Siempre los sentidos prestos y alerta
para percibir todo aquello que la vida nos regala;
viajar hacia donde ya viajamos
soñar con lo que ya soñamos;
revivir experiencias que antaño
iniciaron un camino desconocido
hacia un futuro entonces incierto;
si bien, ya estoy en aquel futuro
y conozco ahora sus certezas y sus dudas.
Olor de primavera cuando el viento
decide viajar sus fragancias
y acercarme hacia esos campos de Castilla
donde miles de flores multicolores
bordeaban veredas, sendas y caminos;
olor de trigo recién molido
amasado con las mágicas manos
con las que amasa el panadero
para después hornearlo lento
y convertirlo en manjar de manjares;
olor de azúcar tostado al amor del fuego
convertido en dulce de caramelo
sobre el que se acomodaba caliente
el flan de huevos de granja
y de leche recién ordeñada.
Entornar los ojos en el silencio
de mi mente despierta;
inspirar profundo hasta inundar
mis pulmones de esos recuerdos
que solo los olores de la infancia
son capaces de reconocer;
sentir cómo se ralentiza
el palpitar de ese corazón
que late cada amanecer
agradecido de seguir camino.
Y abrazarte…, abrazarte siempre
con esa fuerza que tan solo el amor procura
aunque para ello necesite esperar;
esperaré como espera la primavera
que parta el frío invierno
para que mis brazos te abracen
para que yo sienta el abrazar de los tuyos
y así abrazados
sintamos juntos de nuevo
el latir de la vida.
.
.