No sé si os ha pasado alguna vez. El hecho de pensar que hemos consumido mucho tiempo de nuestra vida y si volvemos la vista atrás, descubrir, que ‘no hemos hecho nada’. Eso pensaba yo. Muchas veces eso creía sin duda alguna. Si bien, llega un momento en el que decides detener ‘tu tiempo’, aunque el reloj siga contando horas, el calendario desojando página tras página, las estaciones sigan su proceso natural… Es igual. Has tomado la decisión de parar y despertar. Y nada te va a detener.
Pues fue lo que sucedió. Desperté. Comprobé mi reloj de arena y fui consciente de que aún quedan muchos granos por cambiar de espacio. A la vez que tomaba conciencia de ello, me di cuenta de todo lo que había hecho. De todo lo que había conseguido. De todo lo que la vida me había regalado, y no había sido consciente. Vivimos como autómatas, como zombis, sin tener en cuenta el camino que estamos recorriendo.
Reflexionando sobre todo ello me decido a dibujar estos versos que ahora comparto. Os animo a despertar, si no lo habéis hecho ya. Os animo a conoceros, si seguís siendo unos desconocidos para vosotros mismos. Os animo a ser conscientes y responsables de todo lo que habéis hecho, aunque no hayáis alcanzado, quizá, la meta que os habíais marcado. No importa. El camino recorrido es el que nos ha traído hasta donde estamos. Tomemos las riendas de nuestra vida y avancemos, de nuevo.
.
Si te apetece puedes escuchar el poema
.
Miró el reloj de arena
y entendió su tiempo consumido.
Tanto tiempo perdido,
tanto tiempo sin hacer
lo que siempre quise haber hecho.
Mientras vivía la vida de otros
dejé de vivir la que era mía
convirtiéndome de primer actor
en un simple figurante simple
anteponiendo lo superfluo
a lo verdaderamente importante;
anteponiendo lo banal
a lo que realmente valía la pena
llenando mi vida de inagotables síes
por no atreverme a pronunciar noes.
Entendió su tiempo consumido
cuando miró el reloj de arena.
¿Por qué no me escuché?
¿Por qué no consideré mi tiempo
como un tiempo a disfrutar
junto a lo que siempre quise ser?
¡Cuánto tiempo malgastado!
Nunca malgastaste tu tiempo
–se escuchó decir–.
El tiempo se gasta,
o se consume,
o se agota,
pero nunca se desperdicia,
nunca se pierde,
en él aprendemos de los errores cometidos
de las decisiones tomadas, acertadas o no…
¡Qué más da!
Con él aprendemos y crecemos
a veces sin ser conscientes de ello;
si bien cuando despertamos y descubrimos
de nuevo nuestro reloj de arena
volvemos a la realidad vivida en la que todo sucede,
pero si observas con detenimiento
la parte superior en la que paciente
se acomoda y descansa lo que resta por consumir
comprobarás que aún queda tiempo…
Mucho tiempo.
Miró ahora su reloj de arena
y comprendió el tiempo que aún le quedaba por vivir.
.
😉
.
Tiempo , pensamos que pasa demasiado deprisa, pero como tú escribes todavía nos queda mucho por vivir. lo importante es tener ganas .
Estupenda reflexión y, excelente poema.
Un abrazo, continuemos. 💚✔
Gracias por tus palabras, mi querida Amiga. Nos queda más tiempo del que imaginamos y podemos hacer (y haremos) muchas cosas más, y viviremos un tiempo que nunca antes hemos vivido, no se nos olvide. Es un camino que aún está por recorrer. Besos