Esta mañana encontré dos latidos entre versos y silencios

logoLe entregué mi corazón una tarde invierno. Aún palpitaba lejos la primavera y el frío se hacía notar, hasta que nuestros cuerpos se abrazaban. Momento en el que el más cálido de los veranos parecía acompañar nuestros encuentros. En realidad siempre me pareció un sueño. En algunos momentos así se me antoja mi vida. Como si estuviera viviendo un sueño y, la verdad, sin necesidad de pellizcarme soy consciente de que no lo es. Y que si en algún momento lo fue, ahora lo estoy viviendo. Por ello esta mañana, cuando aún el sol no se había asomado por el horizonte, me pareció no sentir el latido de mi corazón y el desasosiego se instaló a mi lado.

No sé si esta sensación la habéis tenido en algún momento. Yo no recuerdo que me pasara con anterioridad. Hay veces en la vida, algunas veces, que el sentirte tan dichoso y feliz parece que provoca el que afloren sombras y miedos. Miedos y sombras por perder lo que sientes, lo que amas, lo que tienes. Amar y sentirte amado. Creo que no hay mayor dicha. Sí es cierto que está la salud, la familia, los amigos… Pero, sinceramente, creo que el amor es lo más maravilloso que podemos tener. Es por ello, que esta mañana de domingo, antes de que amanezca el día, me prometo a mi mismo mimarlo y cuidarlo tanto como pueda, para que quiera permanecer a mi lado hasta el final del camino.

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Si te apetece puedes escuchar el poema

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Esta mañana temprano

amaneciendo aún el día

me he tomado el pulso

y ni rastro de él sentía.

 

No sé si por mi ignorancia

o por mi falta de atino

pero por más que lo intentaba

no me encontraba el latido.

 

El desasosiego me abrazaba,

yo lo intentaba de mil maneras

poniendo en ello todo mi empeño

sin que ni así lograrlo pudiera.

 

Busqué en las muñecas de mis manos

busque en las venas de mi cuello

incluso palpándome las ingles

sin encontrar el latido certero.

 

Miré a un lado primero y luego a otro

encontrándote junto a mi dormida,

pensé en si despertarte ahora

o esperar por si el latido volvía.

 

Acerqué tembloroso mi cuerpo al tuyo

sintiendo ahora tu calor y el mío

descubriendo para mi total asombro

el palpitar en tu pecho de dos latidos.

 

La alegría retornó de nuevo a mi vida

pues mi corazón no lo había perdido

te lo entregué aquella tarde de invierno

poco después de haberte conocido.

 

Huyeron de mi lado sombras y miedos

llegados amaneciendo aún el día,

y buscando ahora el perdido palpitar

he encontrado dos que a la par latían.

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:)

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