Me gusta salir a pasear y observar la vida que me rodea, especialmente por cualquiera de los parques próximos a mi hogar. El trasiego de las gentes, de todas las edades y realizando todo tipo de actividades; las sendas y caminos que serpentean entre árboles y praderas; la frondosidad de la vegetación, diferente en las distintas estaciones de año; el rumor del agua que corre por ríos artificiales desembocando en lagunas, que recogen su agua reciclada y reutilizada; el atardecer que se ilumina con tonos rojizos, anunciando la inminente llegada de la noche.
Dependiendo de la hora y del día, los numerosos bancos que franquean caminos y sendas pueden estar ocupados o libres. Sin embargo, cuando veo a alguien sentado, le miro, discretamente, e imagino una historia. En algunas ocasiones imagino su estado de ánimo, por su postura, por su mirada, por su actitud ante lo que sucede a su alrededor. De ahí que encuentre sentada, en alguno de ellos, a la soledad, la desesperación, la tristeza… Esta mañana, caminando por es parque grande, brotaron estos versos que ahora comparto.
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Si te apetece puedes escuchar el poema
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Esta mañana, amanecido el día,
salí a pasear por el parque
que hay aquí en mi barrio
y en un momento dado,
como otro momento cualquiera,
decidí sentarme a descansar,
o quizá lo hiciera por meditar,
en uno de los bancos plantados
a los bordes de sendas y caminos.
No me fue posible
¿Os lo podéis creer?
Imposible de entre tanta posibilidad.
En un primer banco
encontré sentada a la Soledad,
la Desesperación en el siguiente
y dos bancos más allá, la Tristeza
en una esquina y en la otra la Fatalidad.
¡Qué contrariedad!
Seguí caminando buscando un banco libre
mas en principio se antojaba imposible;
siguiente banco la Depresión,
después del siguiente la Frustración,
la Desolación después del siguiente del siguiente…
¡Vaya sinrazón!
Decidí seguir camino
con mis ojos entornados,
a fin de encontrar un banco
no lo hice con los ojos cerrados,
pero todos llenos de penas y amarguras,
todos ellos más que vacíos, ocupados.
Allá al final del parque
donde se entrecruzan siete caminos
pareciome ver un banco libre
al lado de un chopo y entre cuatro pinos
apresuré mis pasos con mis pies cansados
pues no quería demorarme en lograr mi destino,
a estas horas del día no se puede desaprovechar
el haber tenido, más que acierto, tino.
A poco más de dos metros
de donde procuraba un breve reposo
observé como acomodaban sus posaderas
dos de los sentimientos más valiosos,
el amor, en un extremo, con toda su dulzura,
en el otro el cariño, todo cariñoso
y ambos orgullosos y con toda su frescura.
Vista mi batalla ya perdida en este pasear
y sintiendo que quedaba sin acomodo
decidí enfilar mis pasos hacia mi hogar
en el que seguro, sin duda y sobretodo
encontraría, creo yo, el mejor lugar
para que mi cansado cuerpo hallase reacomodo.
Mañana será otro día
en eso no me falta razón
y si se tercia, sin cobardía,
me aventuraré tomando de nuevo el timón
rumbo a la búsqueda de banco o silla
donde dar descanso, por un instante, a este corazón.
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😉
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Me ha encantado Chema, deseo encuentres ese banco que te llena de amor y cariño. Y pasa un bonito día de los enamorados. Un fuerte abrazo
Gracias, mi querida Amiga.
Igualmente te deseo un día y días llenos de magia, amor y amistad.
Ahora mismo me siento en un cálido sillón, rodeado de amor y luz. Una vez entre la primavera, seguro, encontraré un banco al sol en el que dejar latir mi corazón, junto con una brisa suave que abrace mis sentimientos.
Besos