Esta mañana me ha venido a la memoria, aún no sé por qué razón, el título de un libro: ‘Flores entre escombros’ de la escritora y querida Amida María del Carmen Aranda (por cierto os recomiendo su lectura). Sobre la base de ese título he trenzado unos versos, que nada tienen que ver con lo novela (o de alguna forma sí), que esta mañana he querido compartir contigo. De un tiempo a esta parte hay un ruido de fondo ensordecedor que no nos permite escuchar ni tan siquiera nuestros propios pensamientos; o el latido de nuestro corazón; o el canto de las aves; o el volar de las nubes. Un ruido ensordecedor que solo pretende aturdir, desorientar y confundir, cual canto de sirenas. Demasiado tiempo, unos por otros y otros por unos. ¡Ya está bien! Me permito hacer mías las palabras de Joan Manuel Serrat en su poema ‘Vagabundear’: «Harto ya de estar harto, ya me cansé…».
Me reafirmo en que la poesía, hoy más que nunca es necesaria. Más que necesaria diría que imprescindible. La poesía es sosiego, paciencia, reflexión y conocimiento de todo aquello que nos rodea. La poesía invita a la pausa; a detener el camino, por un momento, para tomar aire y mirar dónde estamos y hacia donde caminamos, y seguir o cambiar camino. La poesía espera, pacientemente, a que decidas acercarte a ella y conocerla, solo así la amarás y amarás mucho de lo que te rodea. Aislará el ruido ensordecedor que nos impide escuchar y, sobre todo, escucharnos. Más poesía y menos ruido.
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Si te apetece puedes escuchar el poema
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He visto crecer
flores entre escombros
violetas moradas
entre vastos pedregales
y rojas amapolas
en olvidadas cunetas
huérfanas de lágrimas.
He visto amaneceres
que doraban los cielos
amenazantes nubes grises
que ocultaban su nacimiento
y cómo la lluvia caída regaba
olvidas cunetas
huérfanas de lágrimas.
He visto noches
sin luna sobre mis sueños
brillantes estrellas fugaces
buscando su horizonte
y jóvenes luciérnagas iluminando
olvidas cunetas
huérfanas de lágrimas.
He visto tristeza
en el color de sus ojos
pena en el latido solitario
de corazones que recuerdan
y paredones junto
a olvidadas cunetas
huérfanas de lágrimas.
Aún sigo viendo
lo que muchos ven
mientras otros apartan su mirada
para no mirar la indecencia
para procurar ocultar lo inocultable
para pretender olvidar lo inolvidable
para acallar y silenciar
los ahogados gritos
en olvidas cunetas
huérfanas de lágrimas.
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