Inicia el mes de septiembre, comencemos con unos versos

logoDa comienzo un mes en el que parece que todo «regresa a la vida». No es como la Madre Naturaleza que «devuelve la vida» con la llegada de la primavera, tras la partida del invierno. Me refiero al comienzo del curso escolar (para grandes y chicos) y al regreso de las vacaciones de los que ya han terminado de disfrutarlas. Esta es la verdadera «cuesta», y no la de enero. Al menos desde hace unos años, dado que esta «vuelta a la vida» conlleva aparejada una serie de gastos, en especial para las familias con hij@s, que parecen no tener fin: libros, uniformes, material escolar, extraescolares… Un verdadero pozo sin fondo que trastocan la vida de muchos hogares. Por lo tanto, empieza un «tiempo de paciencia» para no «descarrilar».

Permitidme, por favor, que para iniciar este mes lo haga con un romance. No hace alusión a lo señalado en el párrafo anterior, tampoco era esa mi intención. Cuento una historia de una chiquilla que tiene un momento de «mala fortuna» cuando, atendiendo al encargo de sus padres, se acerca a la fuente de su pueblo a llenar un cántaro de agua fresca para dar de beber a unos parientes que han llegado, cansados y sedientos. Algunas de las composiciones que podéis escuchar y leer en el #PoemaDelDomingo, que publico en este espacio de encuentro, tienen verso libre, pero he querido compartir este poema con la musicalidad característica que acompaña su rima. ¡Feliz septiembre!

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Si te apetece puedes escuchar el poema

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Andaba la niña pobre

a por fresca agua a la fuente

rompiósele la vasija

dándole un susto de muerte.

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– ¡Qué mala suerte la mía

en esta mañana ardiente

todos están en mi casa

aguardando a que yo llegue!

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– ¿Qué te ha pasado chiquilla

para que al suelo cayeses

rompiendo el cántaro entero

y casi tu boca y dientes?

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– Por esta piedra del suelo

que no vi y de repente

me vi mordiendo el polvo

con toda mi mala suerte.

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– No sufras mi pobre niña

yo te daré un recipiente

para llenarlo de agua

y así beber tus parientes.

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– Mil gracias señora mía

tal vez así recupere

el tiempo que he perdido

y que hasta mi casa llegue.

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Regresa la niña pobre

caminando muy alegre

en una mano el cántaro

sujetándolo muy fuerte.

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😉

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