Han sido muchos l@s poetas que a lo largo de los años y de los siglos han escrito composiciones «pidiendo» la inspiración perdida. Creo que es un buen recurso. Por supuesto que no pretendo compararme con ningun@ de ell@s. ¡Hasta ahí podíamos llegar! Pero sí confieso haberlo utilizado en alguna ocasión, a la que deberé sumar el poema de este domingo. Con su lectura o escuchando el poema, se puede adivinar un guiño que hago a un cantautor, a un poeta excelente al que le «abandonaron» las musas, o pensó que «andarán de vacaciones». Es bueno, para cualquier creador, cuando no está inspirado, tener a alguien a quien echarle la culpa, y qué mejor que a unas musas. Que yo sepa nunca se han quejado. O tal vez sí, pero no nos hemos enterado.
Mediado el mes de septiembre quiero compartir esta composición. Un poeta quiere escribir unos versos, a «su amor», pero pretende culpar a las musas de que no «le sale» el poema. Pudiera ser que no estuviera «tan» enamorado para que su amada le inspirase. Quizá, ella, dejó de ser su inspiración porque lo que había entre ellos dejó de palpitar. Quién sabe. No le echemos la culpa a las musas de «todo lo que pasa» y alimentemos cada día nuestros sentimientos hacia la persona amada. Si es nuestra inspiración cuidemos de que no deje de serlo. La vida no es fácil, eso ya lo sabíamos ¿verdad? Guarda y conserva lo más preciado. El amor. El amor es generosidad, no deberíamos olvidarlo.
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Si te apetece puedes escuchar el poema
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Y aquí estoy,
sentado, esperando
a que las caprichosas musas
me concedan un verso
con el que comenzar tu poema.
No estoy pidiendo
uno que dibuje
el más bello poema escrito,
ni tan siquiera recitado,
tan solo un verso
que me ayude a despertar
de este letargo
en el que me siento inmerso.
Y aquí estoy,
sentado, frente a un papel en blanco
y con un lápiz en mi mano diestra
escondida la siniestra
tras mi espalda
por si su presencia sobre mi mesa
interviniera negativamente
en la creación de unos versos.
Quizá por siempre me abandonaron;
quizá fueron en busca de otro poeta;
quizá se cansaron de mi compañía;
quizá se hartaron de que solo pidiera;
quizá decidieron, simplemente,
tomarse unas merecidas vacaciones
como ya les cantó otro trovador.
No importa
no me importa,
seguiré aquí sentado,
esperando.
Prometo escribirte unos versos
nada más que regresen
y acerquen a mi solitario corazón
ese aliento de vida
que permita escribirte un poema,
mi amor.
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😉
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