Siempre me han gustado los amaneceres. Abrir la ventana de mi habitación, de par en par, y respirar el regalo que nos hace la vida, entornar la mirada y sentir la suave brisa en mi rostro y buscar el sonido que la Naturaleza me acerca. Todo es nuevo. Ayer ya pasó y estamos de estreno. Miro hacia el este y veo despertarse el día, siento su fuerza, siento su calor, incluso percibo una agradable fragancia. Observo las nubes y sus colores y sus formas y su movimiento, recortando un cielo convertido en mágica paleta de colores, que convierte el día en un regalo para los sentidos.
Cada rayo de sol, cada rayo de luz va despertando, sin prisa, una mañana llena de oportunidades que solo nosotros debemos descubrir y aprovechar. Atrás quedaron las sombras de la noche y los malos pensamientos, y los sentimientos que abrazan la tristeza. Recibe el día que está por estrenar y date una nueva oportunidad. No dejes que nada ni nadie enturbie tu paz. Destierra todo aquello que no te aporte vibraciones positivas y abraza la alegría de todo lo que te procura la vida. No es necesario buscar lejos; no es necesario grandes propósitos. Es imprescindible vivir despiert@.