Undécimo domingo de confinamiento #YoMeQuedoEnCasa

logoEsta mañana al levantarme y abrir de par en par las ventanas, he sentido cómo una fragancia que se me antojaba familiar, se acercaba para regalarme recuerdos. Qué maravilla los sentidos para percibir la vida. No sé si a vosotros os sucede igual, pero los olores me trasladan, inexorablemente, a la infancia. A aquel pueblo donde pasaba veranos con mi abuelo; a la cocina en la que mi madre hacía dulces; a la panadería, junto al molino, donde el panadero amasaba la masa fresca para hacer el pan de cada día. Tantos y tantos olores; tantos y tantos recuerdos.

Entorno los ojos y esos olores me transportan. Inundan mis sentidos. Con ellos viajo y sueño al pasado, y hasta aquel futuro que fue y se ha convertido en mi ahora. Cuánta vida vivida y cuánta (espero) por vivir. A veces me gusta rodearme de mi soledad para sentir con los cinco sentidos esos pequeños detalles que hacen importante mi vida. Sin embargo, sí echo de menos el abrazo de aquellos a los que quiero y por los que me siento querido, y ahora no tengo. Soy de contacto; necesito el contacto. Sentir cómo mi piel siente la tuya.

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