Estoy seguro, casi por completo, que nadie cuando despedíamos el año 2019 y dábamos la bienvenida a un año ‘redondo’ como el 2020, imaginaba, ni por lo más mínimo, lo que nos esperaba terminando el invierno y en puertas de una nueva primavera. Ni el mejor (o peor, según se interprete) de los guionistas podía escribir un relato como el que aún nos acompaña y, lamentablemente, creo que nos acompañará todavía durante algún tiempo. Hagamos, por favor, lo que esté en nuestras manos para que NO avance y termine.
Hemos vivido durante este año situaciones de todo tipo, tanto personales como laborales. Con pérdidas de seres queridos, en muchas ocasiones en soledad; con pérdidas de trabajo, obligando a muchas familias a engrosar lo que bautizaron como las colas del hambre. Mucha desgracia, pero también mucha alegría, por ejemplo, en esas familias a las que ha llegado un nuevo miembro; de esos enamorados que ahora se han encontrado o, quizá, reencontrado… Se decía que íbamos a salir mejores. Al menos, deberíamos intentarlo; aprender de esta catástrofe que nos asola.
Son muchos los muertos que se ha cobrado esta pandemia en todo el mundo. Demasiados. Y, lamentablemente, no ha acabado. Debemos ser cuidadosos. Debemos tomar conciencia de lo que tenemos encima. No es ninguna broma. Siguen muriendo cada día, y detrás de esa ausencia hay una persona, una familia, unos amigos, unos compañeros…, a los que les habrá cambiado la vida, inesperadamente. Saldremos, no tengo duda, pero NO debemos relajarnos. Da igual lo que permitan las autoridades, creo que todas y todos sabemos qué debemos hacer. Responsabilidad.
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Si te apetece puedes escuchar el poema
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Fue ahora hace un año
cuando el invierno preparaba su despedida
y una nueva primavera acercaba su presencia
para regalarnos estarcidos multicolores
y deliciosas fragancias con las que despertar los sentidos.
Fue ahora hace un año
cuando comenzó nuestra inesperada pesadilla
provocada por un insignificante bicho
imperceptible al ojo humano
que puso en jaque a todos los habitantes
de este lugar al que llamamos Mundo.
Fue ahora hace un año
cuando comenzamos a enfermar y a morir
en silencio y en soledad
sin que nadie pudiera ponerle coto
por desconocimiento, incompetencia o falta de valor.
Fue ahora hace un año
cuando se tomaron medidas restrictivas
en cuanto a la libertad de movimiento
confinándonos para protegernos unos de otros
de esta pandemia que crece sin detenerse.
Fue ahora hace un año
cuando todo cambió para todos
sembrando miedos aquí y allá
dejándonos huérfanos de abrazos y besos
distanciando familiares y amigos.
Pronto se despedirá este invierno
ya he visto llegar la primavera
hasta el alfeizar de mi ventana
y seguiré soñando cada día
con el final de esta quimera que nos acompaña
y que tantas vidas ha truncado.
No quiso pasar de largo por mi lado
y dejó sin rubor su sombra alargada
al igual que sobre muchos de vosotros,
espero que pronto termine tan cruenta
y desproporcionada aventura
y puedan regresar a nosotros aquellos abrazos
que quedaron aparcados
aquellos besos que no fueron dados
y aguardan sus destinatarios
sabiendo que en mi memoria quedarán
aquellas y aquellos que partieron a destiempo.
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Un precioso homenaje el que dedicas a los que se fueron sin poder contarnos tantas vivencias que tenían pendientes por salir de sus gargantas. Entre líneas descubro las dedicatorias a los que hasta ahora hemos sobrevivido, los que con un poco de suerte podremos asombrarnos y deleitarnos del renacer de esta nueva Primavera.
Enhorabuena.
Hemos pasado un año que no deberíamos olvidar nunca. Forma parte de nuestro paso por la vida, y nos debe servir, entre otras muchas razones, por preservar la memoria de los que partieron antes de tiempo, dejando ‘tareas’ por hacer y palabras por decir.
DEP tod@s ell@s.
Gracias, mi querida Amiga.
Besos