Si eres escritor o escritora, o te gusta escribir ¿qué sientes cuando te enfrentas a la “página en blanco”? ¿Te da miedo? ¿Te aborda el pánico? ¿No sabes por dónde empezar? Creo que cada uno de nosotros tiene su técnica y, ninguna es más válida o menos que otra y, en esta ocasión, si echo mano de nuestro sabio refranero que dice: “Cada maestrillo tiene su librillo”. ¿Tú tienes tu técnica?
En mi caso debo decir que me enfrento constantemente a mi “página en blanco” con total normalidad, pues siento que está ávida de silencios y palabras, de historias y versos, de poemas y leyendas… Solo tengo que posar la planta de mis manos sobre esa página, entornar los ojos y sentir el tenue latido de aquello que fue antes que papel fuera. Luego tomo entre mis dedos un bolígrafo de tinta azul y dibujo las venas que le proporcionan el aliento de vida.
En estos versos, que ahora comparto, he querido recoger parte de lo que siento, cuando me siento a escribir, por si pudiera ayudarte. Tienen todo mi respeto y admiración, como no podría ser de otro modo, todas aquellas y aquellos que se deciden a escribir, no solo con la intención de publicar un libro y con ello, quizá, cumplir un sueño, sino por la única satisfacción de escribir lo que sienten, sueñan o piensan. Bienvenidos a esta aventura maravillosa que nace de un pensamiento para continuar en una “página en blanco”.
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Si te apetece puedes escuchar el poema
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Abro ahora mi cuaderno de páginas en blanco,
ese en el que voy guardando historias y versos
que brotan libres de la experiencia vivida,
de los sueños cumplidos, y de todos aquellos
que aún me quedan por cumplir.
Busco ese primer espacio, huérfano de palabras
y silencios, y poso la palma de mis manos sobre él
hasta poder sentir el latido de ese vacío
que ansía ser colmado con poemas y leyendas
de personajes que vivieron o vivirán;
de un tiempo que fue o que está por llegar;
de paisajes que siempre están
o que quizá nunca fueron;
de vidas que están por completar
o que ni siquiera comenzaron.
Venas azules, simulando palabras,
dan vida a este papel en blanco
que guarda mi cuaderno,
procurándole el imprescindible latido
que le concede la vida y que solo aceptará
en el preciso instante en el que una nueva mirada
recorra sus páginas, otrora en blanco,
descubriendo lo que ahora, celoso, guarda.
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😉
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