Yo creo que todas y todos necesitamos (o buscamos) ese lugar en el que nos sintamos en paz; ese lugar que nos acoja y nos proporcione el calor y resguardo necesario para caminar por esta vida que vivimos. Algunas veces (quizá muchas veces), nos empeñamos en emprender un largo camino en esa búsqueda, cuasi interminable en ocasiones, cuando nuestro destino, nuestro horizonte está mucho más cercano. Cada uno y cada una sabrá dónde (o en quién), aguarda nuestra llegada para acogernos y hacernos sentir…, tal vez diferentes; tal vez ‘a salvo’; tal vez en paz.
En toda relación habitan cielos nublados y cielos azules y claros. En toda relación palpitan instantes felices y otros que quizá lo sean menos. En toda relación se precisa de una compañía cercana y de una soledad imprescindible para reencontrar el rumbo, si se hubiera perdido. En toda relación se asciende a cumbres que se antojaban inalcanzables y se desciende a profundos valles que desconocías, y no pasa nada, tan solo es la vida que pasa. En toda relación se precisa de la palabra y del silencio, de las miradas y de las caricias, de la comprensión y la empatía. En toda relación la sinceridad para contigo y para quien te ama es, imprescindible para seguir disfrutando de lo que la vida nos regala.