Cuántas veces nuestra mirada nos ha mostrado algo diferente, quizá cautivador, y no le hemos prestado la atención que deberíamos haberle prestado. Cuántas miradas, o almas, o corazones, o personas, o desconocidos, o…, se cruzan cada día en nuestro caminar diario. Cuánta soledad, en ciudades superpobladas, acompaña a quienes caminan a nuestro lado, o nos acompaña a nosotros mismos, y no lo vemos, o no queremos verlo, o no queremos reconocerlo. Quizá esta mañana, sea nuestra mañana. ¿Lo has pensado alguna vez? O ni siquiera te has atrevido a pensarlo, alguna vez.
Nuestra vida no está escrita, ni en renglones torcidos, ni en renglones derechos. Simplemente, no está escrita. La escribimos cada uno de nosotros o de nosotras según vamos tomando decisiones, erradas o acertadas, que nos llevan a diferentes encrucijadas donde, de nuevo, volveremos a elegir, acertadamente o erráticamente, quizá nunca lo sepamos. Pero creo, sinceramente creo, que la esperanza es esa luz que nos alumbra cada mañana y nos da fuerzas, en momentos difíciles, que somos sabedores de que los hay, para seguir caminando. ¿Cuánto tiempo esperando en andenes vacíos? La decisión es tuya, y solo tuya. Recuerda, no hay decisiones buenas o malas. Vive tu vida, aún está por escribir.