Como sabéis, porque lo he comentado en numerosas ocasiones en alguna entrada, y porque se puede leer en mi biografía, soy castellanoleonés, lo cual me hace sentir muy orgulloso, supongo como a cualquier ‘hijo de vecino’ le hace sentirse del lugar del que es oriundo. Han sido muchos los hombres y mujeres, originarios de estas tierras, que han luchado por la libertad, de todas y todos, en tiempos convulsos en esta patria nuestra. Es bueno que se conozca su historia, su vida, anónima para muchos, y que se transmita de generación en generación, sencillamente, para no cometer ‘errores’ que nunca debieron permitirse.
Si habláis con vuestros padres, abuelos, y los más afortunados, bisabuelos, seguro que os pueden contar historias de vida de mujeres y hombres sencillos que forjaron el futuro que hoy tenemos y del que disfrutamos, con sus virtudes y defectos; con sus luces y sus sombras. Hombres y mujeres que tuvieron que emigrar, lejos de su casa, para no perder la vida o para poder mantener a su familia (no deberíamos olvidarlo cuando miramos a ‘los que vienen de fuera’). Mujeres y hombres que se quedaron en su tierra, y a los que les fue arrebatada la vida, incluso con el señalamiento de familiares y amigos. Siempre en mi memoria cuando dejo que broten, como si fuera primavera, abrazándome el corazón.